
124 Revista Multidisciplinar Epistemología de las Ciencias | vol. 2, núm. 1, 2025 | DOI: https://doi.org/10.71112/35zd7b53
necesario identificar los sentidos que el ser humano le ha dado al mundo. Y esos sentidos no
son siempre lineales; por ello, la hermenéutica es cíclica.
Lo cultural y su cambio conceptual
Resulta apropiado recordar que los conceptos no se mantienen estáticos como
preceptos universales inmodificables o en el plano de lo absoluto. Por el contrario, surgen en
un contexto y se transforman a través del tiempo, gracias a que cuentan con historicidad. Aquí,
es oportuno destacar el papel determinante que desempeña Raymond Williams, como líder de
los estudios culturales en el mundo. Su trabajo le da el lugar que merece a la cultura, y más allá
de cultura a las culturas. Desde su posición, “resulta imposible llevar a cabo un análisis cultural
serio sin tratar de tomar conciencia del propio concepto; una conciencia que debe ser histórica”
(Williams, 1977, pág. 21). Nos advierte que cultura en un comienzo tenía que ver con las
cosechas y los animales; por extensión, con el crecimiento de las facultades humanas.
Posteriormente, al término cultura se le asoció con civilización en contraste con el de barbarie.
Entonces, surge el ataque a la civilización, por su sentido superficial o artificial (urbanidad y
lujo), en oposición a un estado natural (impulsos humanos). Luego, la cultura comienza a ser
asociada con el arte. Otro desarrollo conceptual de cultura tiene que ver con lo antropológico y
lo sociológico. En efecto, “La idea de un proceso social fundamental que configure estilos de
vida específicos y distintos constituye el origen efectivo del sentido social comparativo de la
cultura y actualmente de sus necesarias culturas plurales” (Williams, 1977, pág. 28).
Desde los estudios culturales, Williams le proyecta a la cultura su rol protagónico, como
categoría fundamental en los escenarios de investigación; en especial, en la tarea inaplazable
de la educación, en cuanto a la transformación de la sociedad. Aquí cobran especial significado
las palabras que de Freire se comparten en el epígrafe de este documento y que nos recuerdan
lo que le da autenticidad a la educación, como proceso cultural de transformación social a partir
de la praxis, la reflexión y la acción del ser humano sobre el mundo. La cultura, entonces, es un