DOI: https://doi.org/10.71112/rhe1rf24
158 Revista Multidisciplinar Epistemología de las Ciencias | Vol. 2, Núm. 2, 2025, abril-junio
involucrarse de manera activa. Nos encontramos ante un océano de información y saberes que
nos obliga a replantear el rol del docente. Ya no se trata solo de ser un transmisor de datos,
sino de asumir una responsabilidad social en el uso del conocimiento para enfrentar los
desafíos complejos de nuestra época, como la deserción escolar, que a menudo está
relacionada con problemas de salud mental como la depresión y la ansiedad. Además, muchos
jóvenes parecen optar por una vida fácil y sin esfuerzo, donde pensar y estudiar no son las
prioridades, sino que se dejan guiar por lo que ven en redes sociales, las tendencias de TikTok
o cualquier nueva moda que surja. Bauman, (2001) explora la naturaleza cambiante de las
relaciones sociales en la modernidad, lo que puede verse como una oportunidad para
reconstruir las metanarrativas educativas. Este enfoque nos invita a repensar las estructuras
educativas tradicionales desde una perspectiva que valore la equidad y la resiliencia digital. Al
tener en cuenta las dinámicas sociales actuales, se sugiere que las instituciones educativas
deben adaptarse a estas realidades fluidas, promoviendo prácticas inclusivas que atiendan las
diversas necesidades de los estudiantes. Así, se plantea una educación que no solo garantice
el acceso a la tecnología, sino que también fomente habilidades críticas y creativas en un
mundo cada vez más interconectado, Bauman, (2001).
Según Han (2022), la educación necesita estar lista para enfrentar las enfermedades del
mundo actual, que ya no son solo bacterianas o neuronales, sino que se centran en la salud
mental, como el déficit de atención, el estrés. A diferencia de las enfermedades del pasado, las
de hoy se caracterizan por un exceso de positivismo. Este fenómeno, junto con los estados
neuronales provocados por la sobrecarga y la presión por el rendimiento laboral, puede generar
violencia, agotamiento, fatiga y asfixia. En nuestra sociedad del siglo XXI, donde se prioriza el
rendimiento y la productividad, y donde la meta es demostrar habilidades específicas, esta
situación puede llevar a la deserción escolar. Claramente, vivimos en una sociedad del
cansancio que, en algunos casos, acompaña a los estudiantes a lo largo de toda su vida. Por