Forma Descripción generada automáticamente
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Revista Multidisciplinar Epistemología de las Ciencias
Volumen 2, Número 2, 2025, abril-junio
DOI: https://doi.org/10.71112/rhe1rf24
DECONSTRUYENDO META-NARRATIVAS EDUCATIVAS: UNA PROPUESTA DISRUPTIVA
DESDE LA EQUIDAD Y LA RESILIENCIA DIGITAL
DECONSTRUCTING EDUCATIONAL META-NARRATIVES: A DISRUPTIVE PROPOSAL
FROM EQUITY AND DIGITAL RESILIENCE
Lay Aracely Rodriguez Hernandez
Colombia
DOI: https://doi.org/10.71112/rhe1rf24
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Deconstruyendo meta-narrativas educativas: una propuesta disruptiva desde la equidad
y la resiliencia digital
Deconstructing educational meta-narratives: a disruptive proposal from equity and
digital resilience
Lay Aracely Rodriguez Hernandez
Lay_rodriguez@cun.edu.co
https://orcid.org/0009-0001-5281-7392
Corporación Unificada de Educación Superior - CUN
Colombia
RESUMEN
En la actualidad, las instituciones educativas se enfrentan al desafío de adaptar sus
metodologías para fomentar un aprendizaje crítico que responda a las complejidades de la era
digital. Este artículo propone una estrategia pedagógica que integra la tecnología como
herramienta esencial para desarrollar el pensamiento crítico en las nuevas generaciones,
quienes lidian con realidades globales como la inmediatez, el consumismo y problemas de
salud mental. Es fundamental que los docentes asumamos el rol de facilitadores del
aprendizaje, creando ambientes educativos inclusivos que valoren la multiculturalidad y
respeten las diferencias. Al hacerlo, se busca no solo satisfacer las demandas de una sociedad
postmoderna en constante evolución, sino también preparar a los estudiantes con las
competencias necesarias para el siglo XXI, promoviendo así la justicia social y el bienestar
colectivo y respondiendo a los objetivos de desarrollo sostenible, generando oportunidades de
permanencia que van desde la etapa inicial de su formación hasta la formación profesional,
garantizando un tránsito adecuado mediado por la calidad, la equidad y la inclusión.
DOI: https://doi.org/10.71112/rhe1rf24
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Palabras clave: tecnología, inteligencia artificial, pensamiento crítico, experiencia de aula,
aprendizaje, metacognición
ABSTRACT
Currently, educational institutions face the challenge of adapting their methodologies to foster
critical learning that responds to the complexities of the digital age. This article proposes a
pedagogical strategy that integrates technology as an essential tool to develop critical thinking
in new generations, who deal with global realities such asmediate reality, consumerism and
mental health problems. It is essential that teachers assume the role of learning facilitators,
creating inclusive educational environments that value multiculturalism and respect differences.
In doing so, we seek not only to meet the demands of a constantly evolving postmodern society,
but also to prepare students with the skills necessary for the XXI century, this promoting social
justice and collective well-being and responding to the objectives of sustainable development,
generating permanence opportunities that range from the initial stage of their training to
professional training, guaranteeing an adequate transition mediated by quality, equity and
inclusion.
Keywords: technology, artificial intelligence, critical thinking, classroom, experience, learning,
metacognition
Recibido: 28 de marzo 2025 | Aceptado: 13 de abril 2025
DOI: https://doi.org/10.71112/rhe1rf24
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INTRODUCCIÓN
Uno de los grandes desafíos en la historia de la educación ha sido su capacidad para
adaptarse a los cambios paradigmáticos que han surgido a lo largo del tiempo. Estos cambios
han sido impulsados por la adopción de nuevos modelos de enseñanza y la flexibilización del
currículo para atender a las necesidades contextuales y procedimentales, la integración de
técnicas que se relacionan con los recursos disponibles en cada época, cualquier fenómeno
educativo, así como toda teoría o idea sobre educación, debe entenderse dentro del contexto
de las condiciones sociales, políticas, económicas y culturales en las que se desarrolla. De esta
manera, los procesos de enseñanza y aprendizaje han estado influenciados no solo por
factores sociales, económicos y ambientales, sino también por innovaciones tecnológicas que
han convertido esta práctica en un pilar fundamental para la construcción de la sociedad. En
este sentido, la educación se presenta como un elemento clave en las reflexiones
metodológicas de científicos, pedagogos, sociólogos, psicólogos e investigadores, así como de
los profesionales dedicados a la enseñanza (Manganiello, 1976).
En un mundo globalizado que ha surgido tras una pandemia, es crucial entender lo que
significa lo contemporáneo. Esto nos ayudará a dejar atrás los enfoques tradicionales de la
educación y a aprovechar al máximo las diversas herramientas que tenemos a nuestra
disposición. Así, podremos lograr una verdadera transferencia de conocimiento. Como bien
dice Taichi Sakaiya (1994), no debemos ignorar estas herramientas, ya que son clave para
adaptarnos a las dinámicas cambiantes que definen nuestra realidad escolar. Estamos dando
paso a nuevos paradigmas que fomentan transformaciones sociales en busca de la igualdad y
la equidad.
En el contexto de la postmodernidad, las nuevas generaciones están marcadas por la
inmediatez, y el conocimiento está experimentando cambios profundos. La tecnología nos está
llevando hacia un futuro donde la educación, desde la infancia hasta la universidad, debe
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involucrarse de manera activa. Nos encontramos ante un océano de información y saberes que
nos obliga a replantear el rol del docente. Ya no se trata solo de ser un transmisor de datos,
sino de asumir una responsabilidad social en el uso del conocimiento para enfrentar los
desafíos complejos de nuestra época, como la deserción escolar, que a menudo es
relacionada con problemas de salud mental como la depresión y la ansiedad. Además, muchos
jóvenes parecen optar por una vida fácil y sin esfuerzo, donde pensar y estudiar no son las
prioridades, sino que se dejan guiar por lo que ven en redes sociales, las tendencias de TikTok
o cualquier nueva moda que surja. Bauman, (2001) explora la naturaleza cambiante de las
relaciones sociales en la modernidad, lo que puede verse como una oportunidad para
reconstruir las metanarrativas educativas. Este enfoque nos invita a repensar las estructuras
educativas tradicionales desde una perspectiva que valore la equidad y la resiliencia digital. Al
tener en cuenta las dinámicas sociales actuales, se sugiere que las instituciones educativas
deben adaptarse a estas realidades fluidas, promoviendo prácticas inclusivas que atiendan las
diversas necesidades de los estudiantes. Así, se plantea una educación que no solo garantice
el acceso a la tecnología, sino que también fomente habilidades críticas y creativas en un
mundo cada vez más interconectado, Bauman, (2001).
Según Han (2022), la educación necesita estar lista para enfrentar las enfermedades del
mundo actual, que ya no son solo bacterianas o neuronales, sino que se centran en la salud
mental, como el déficit de atención, el estrés. A diferencia de las enfermedades del pasado, las
de hoy se caracterizan por un exceso de positivismo. Este fenómeno, junto con los estados
neuronales provocados por la sobrecarga y la presión por el rendimiento laboral, puede generar
violencia, agotamiento, fatiga y asfixia. En nuestra sociedad del siglo XXI, donde se prioriza el
rendimiento y la productividad, y donde la meta es demostrar habilidades específicas, esta
situación puede llevar a la deserción escolar. Claramente, vivimos en una sociedad del
cansancio que, en algunos casos, acompaña a los estudiantes a lo largo de toda su vida. Por
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eso, el entorno educativo debe estar preparado para abordar los aspectos socio-emocionales y
aprovechar las herramientas que nos ofrece el contexto, incluyendo la apropiación de la
tecnología y, por ende, de la inteligencia artificial y todo lo que conlleva. Las dinámicas de la
sociedad deben ser analizadas desde una perspectiva crítica, es esencial no aferrarse a las
metas narrativas, que son relatos o explicaciones globales que intentan ofrecer una
comprensión total de la historia, la sociedad o el conocimiento, como señala Lyotard (1987).
Hoy en día, las personas han perdido la fe en estos grandes relatos, como la religión, el
progreso y la emancipación, debido a su incapacidad para reflejar la diversidad y complejidad.
Esto ha llevado a una descentralización del conocimiento, donde ya no se acepta una única
verdad, sino una multitud de perspectivas, voces y discursos que deben fomentar la diversidad
y multiplicar las interpretaciones.
Zamudio (2019) destaca en el plan nacional de desarrollo 2018-2022 un objetivo clave:
construir un país que ponga en primer lugar el bienestar, reduzca la desigualdad de manera
significativa y garantice que todos los estudiantes tengan igualdad de oportunidades,
mejorando así sus condiciones de vida. Este enfoque en la equidad reconoce la necesidad de
eliminar, mediante políticas públicas, todos los obstáculos que impiden el acceso a la
educación y a servicios esenciales para los ciudadanos. En este contexto, se estableció una
meta clara: que todos los colombianos tengan más opciones para elegir libremente su camino y
lo que desean hacer con sus vidas. Por eso, vemos la tecnología como una aliada y
consideramos que es una gran oportunidad para partir de los intereses del estudiante, logrando
así el aprendizaje esperado, la continuidad educativa y la participación activa como agentes de
cambio en su entorno. Por otro lado, el Plan Distrital de Desarrollo 2024-2027 se centra en tres
líneas estratégicas: atención a la primera infancia, cierre de brechas y desarrollo de proyectos
de vida. Este plan se compromete a mejorar la calidad educativa en Bogotá bajo el lema Una
educación que te responde, enfatizando que su objetivo principal es garantizar que más niños y
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jóvenes accedan a una educación integral desde la primera infancia hasta la educación
posmedia. Se subraya la importancia de implementar un modelo de atención integral que
fortalezca la convivencia en los entornos escolares.
METODOLOGÍA
Nuestra propuesta tiene un enfoque integral de la educación que refleja por un lado las
políticas actuales como las alternativas que propone la tecnología para transformar el sistema
educativo, para ello definimos las siguientes etapas:
Etapa I: Contextualización e identificación del problema. Hemos identificado un bajo
rendimiento en las pruebas estandarizadas, una falta de reflexión sobre las competencias
ciudadanas, y una escasa credibilidad en el pensamiento social que no le da la importancia
necesaria al pensamiento tecnológico y técnico. Además, el sistema educativo enfrenta serias
dificultades para garantizar trayectorias educativas completas y efectivas para todos los
estudiantes, especialmente en zonas rurales y marginadas, lo que contribuye a la deserción
escolar. También hay una falta de acceso a una educación inclusiva y una notable brecha entre
la educación media, técnica y superior. A continuación, se presentan algunas problemáticas
clave en el sistema educativo actual:
1. Bajo rendimiento en pruebas estandarizadas y escasa reflexión sobre competencias
ciudadanas (Perrenoud, 2004).
2. Brechas socioeducativas, especialmente en áreas rurales y marginadas, que perpetúan
la deserción escolar.
3. Acceso desigual a la tecnología, lo que limita el desarrollo de habilidades críticas y
colaborativas (Han, 2022; WEF, 2023).
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Esta etapa se basó en el análisis de informes del Ministerio de Educación Nacional de
Colombia (MEN, 2020) y el Plan Nacional de Desarrollo 2018-2022 (Zamudio, 2019), lo que
evidencia la necesidad urgente de integrar estrategias digitales inclusivas.
Etapa II. Conceptual: Con el objetivo de acercarnos a un proceso de investigación,
hemos estado revisando documentos relacionados con el Plan Nacional de Desarrollo 2018
2022 y los informes del Ministerio de Educación. Esto nos permite analizar los esfuerzos
realizados hasta ahora y evaluar sus resultados. A partir de esta revisión, hemos identificado
los desafíos y debilidades del sistema educativo, así como las situaciones que aún necesitan
atención, como la alimentación, el transporte, la calidad y la inclusión. También es crucial
examinar el acceso a la tecnología y las oportunidades que ofrece para fomentar el aprendizaje
autónomo, significativo y el trabajo colaborativo dentro de un marco de educación inclusiva y de
calidad. Para lograr lo que hemos mencionado, hemos analizado el Plan Nacional de desarrollo
2018 - 2022, donde se resalta la importancia de hacer un seguimiento a lo largo de toda la
trayectoria educativa, desde la infancia hasta la adolescencia. El objetivo es garantizar un
desarrollo integral y reducir las brechas educativas. Un gran reto es asegurar que esta visión se
implemente de manera efectiva, con calidad, promoviendo el acceso al conocimiento y
evaluando críticamente las diferentes propuestas para establecer un verdadero vínculo entre la
educación media y técnica.
En este transitar metodológico consideramos que es la tecnología la verdadera
herramienta que puede potenciar las nuevas dinámicas educativas, pues con las nuevas
formas de comunicación como el arte digital, el cine, las plataformas educativas, la literatura
virtual, la inteligencia artificial, la tecnología se presenta como una alternativa para repensar la
educación como apoyo para alcanzar pensamiento crítico, pues al analizar las tendencias
tecnológicas en la educación desde el uso de plataformas de aprendizaje digital hasta el
impacto de las redes sociales en la construcción del conocimiento por medio del diseño de una
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propuesta pedagógica que se base en lo propuesto por el PND aprovechando las ventajas de
la tecnología. A continuación queremos presentar algunas de las propuestas que tenemos a
partir de esta revisión sistemática.
En el libro W., Bialik y Fadel (2021) analizan cómo la (IA) puede ser una herramienta
poderosa para reconstruir metanarrativas educativas en el contexto actual. Los autores
argumentan que, al integrar tecnologías avanzadas en el proceso educativo, se pueden crear
entornos de aprendizaje más personalizados y adaptativos que fomenten la equidad y el
desarrollo de habilidades críticas en los estudiantes. Esta propuesta no solo desafía las
narrativas tradicionales sobre la enseñanza, sino que también abre nuevas oportunidades para
redefinir el rol del educador y mejorar la calidad educativa en un mundo cada vez más
digitalizado (W., Bialik, & Fadel, 2021).
En este recorrido metodológico, creemos firmemente que la tecnología es la
herramienta clave que puede impulsar las nuevas dinámicas educativas. Con las innovadoras
formas de comunicación, como el arte digital, el cine, las plataformas educativas, la literatura
virtual y la inteligencia artificial, la tecnología se presenta como una opción valiosa para
replantear la educación y fomentar el pensamiento crítico. Al examinar las tendencias
tecnológicas en la educación, desde el uso de plataformas de aprendizaje digital hasta el
impacto de las redes sociales en la construcción del conocimiento, se puede diseñar una
propuesta pedagógica, aprovechando al máximo las ventajas que ofrece la tecnología. A
continuación, queremos compartir algunas de las propuestas que hemos desarrollado a partir
de esta revisión sistemática. En el libro: Artificial Intelligence in Education: Promises and
Implications for Teaching and Learning, W. Bialik y Fadel (2021) exploran cómo la inteligencia
artificial puede ser una herramienta poderosa para reconstruir las metanarrativas educativas en
el contexto actual. Los autores sostienen que, al integrar tecnologías avanzadas en el proceso
educativo, se pueden crear entornos de aprendizaje más personalizados y adaptativos que
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promuevan la equidad y el desarrollo de habilidades críticas en los estudiantes. Esta propuesta
no solo desafía las narrativas tradicionales sobre la enseñanza, sino que también abre nuevas
oportunidades para redefinir el papel del educador y mejorar la calidad educativa en un mundo
cada vez más digitalizado (W. Bialik & Fadel, 2021).
Etapa III. Propuesta: Al revisar el Plan Decenal de Educación, creemos que su enfoque
está en transformar la calidad educativa del país a través de acciones concretas. Estas
acciones incluyen fortalecer la formación y capacitación de los docentes, asegurando que
tengan las herramientas y conocimientos necesarios para ofrecer una educación de calidad.
Esto abarca programas de actualización y desarrollo profesional que se adapten a las
necesidades del contexto, además de mejorar la infraestructura educativa. Es fundamental que
las instituciones cuenten con los espacios y recursos tecnológicos adecuados para facilitar un
aprendizaje efectivo. Otra tarea clave del Plan Decenal es promover la inclusión y la equidad en
el acceso a la educación. Esto significa diseñar estrategias que atiendan a poblaciones
vulnerables, como comunidades indígenas, afrodescendientes y rurales, garantizando que
todos los niños y jóvenes tengan las mismas oportunidades de acceder a una educación de
calidad. También se busca fortalecer los programas de educación inicial y básica, así como
articular los diferentes niveles educativos para crear trayectorias formativas coherentes. De
esta forma, estos planes no solo aspiran a mejorar la calidad educativa, sino también a
contribuir al desarrollo integral de los estudiantes y al progreso social del país. Basado en los
hallazgos, se presenta una propuesta con dos ejes centrales: Formación docente en
competencias digitales:
Capacitación en herramientas como IA y aprendizaje adaptativo (Bialik et al., 2021).
Diseño de currículos flexibles que fomenten el pensamiento crítico (García, 2021).
La inclusión tecnológica con equidad es un tema crucial. Aquí hay algunos puntos
destacados del presente análisis:
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La implementación de aulas híbridas en áreas rurales, según UNESCO (2022).
El uso de redes sociales y arte digital para fomentar el conocimiento colaborativo, como
mencionan Lyotard (1987) y Serres (2013).
Un ejemplo de cómo se puede llevar a cabo esto es que la inteligencia artificial puede
mejorar la evaluación formativa, adaptándose a los diferentes ritmos de aprendizaje y
ayudando a reducir la deserción en grupos vulnerables (Bialik et al., 2021, p. 45).
RESULTADOS
Los resultados de esta reflexión se organizan en tres ejes interrelacionados, que surgen
de un análisis crítico de las políticas educativas, teorías pedagógicas y estudios sobre
tecnología. Cada eje aborda los desafíos que se han identificado en la metodología y se apoya
en evidencia tanto documental como teórica.
1.- Nuevas narrativas para una educación postmoderna
La educación de calidad en la actualidad necesita adaptarse a un mundo en constante
cambio, respondiendo a las realidades del entorno y asegurando trayectorias educativas que
guíen el desarrollo integral de los estudiantes (OCDE, 2021). Es fundamental incorporar nuevas
herramientas, como la tecnología, el arte y la literatura, para lograr un aprendizaje significativo
que estimule el pensamiento crítico ante las dinámicas sociales actuales (García, 2022). En un
contexto posmoderno, donde la información y el consumo están en todas partes, el sistema
educativo debe preparar a los individuos para analizar y cuestionar las imposiciones del
entorno, ofreciendo una educación que les permita entender su realidad y debatir desde su
propia disciplina (Lyotard, 1987). Los retos que enfrenta la educación hoy son diversos: desde
adaptarse a nuevas metodologías hasta gestionar adecuadamente la tecnología (Perrenoud,
2004). Los docentes se ven en la necesidad de integrar herramientas digitales en su
enseñanza, mientras que los estudiantes deben aprender a navegar entre diferentes niveles
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educativos y lidiar con la sobrecarga de información y las distracciones tecnológicas (Han,
2022). Sin embargo, la era digital también trae consigo oportunidades para transformar la
experiencia educativa. Las plataformas tecnológicas y herramientas emergentes, como la
inteligencia artificial y la realidad aumentada, pueden facilitar un aprendizaje más personalizado
y colaborativo, preparando a los estudiantes con las competencias necesarias para el siglo XXI
(Bialik et al., 2021). Las instituciones educativas deben adoptar un enfoque integral que
combine la formación continua de los docentes en competencias digitales con el diseño de
currículos que fomenten el pensamiento crítico, el aprendizaje basado en problemas y la
colaboración (Ávalos, 1994). Así, se podrá asegurar una transición efectiva hacia una
educación que no solo prepare para el mercado laboral, sino que también forme individuos
autónomos, críticos y responsables. Podemos decir que preparar a los estudiantes para las
competencias del Siglo XXI significa repensar el currículo, integrando habilidades transversales
como el pensamiento crítico, la resolución de problemas y el trabajo en equipo (UNESCO,
2022). Además, es fundamental capacitar a los docentes en el uso de nuevas tecnologías y
enfoques innovadores. La clave está en una transformación pedagógica que se ajuste a las
nuevas realidades sociales y tecnológicas, permitiendo que los estudiantes no solo aprendan
de manera efectiva, sino que también cuestionen y superen las imposiciones del consumismo a
través de una educación integral que los prepare para ser verdaderos agentes de cambio en la
sociedad (Serres, 2013). Como menciona Jones (2022), hay una necesidad urgente de
reconstruir las metanarrativas educativas para que se alineen con las exigencias del siglo XXI.
El autor sugiere que, en un mundo donde las tecnologías digitales son parte de nuestra vida
cotidiana, los educadores deben adoptar estrategias de aprendizaje activo que promuevan la
participación y el compromiso de los estudiantes. Esta visión no solo desafía las narrativas
tradicionales sobre la enseñanza, sino que también propone un enfoque más dinámico y
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colaborativo que puede revolucionar la experiencia educativa y preparar a los estudiantes para
los desafíos del futuro (Jones, 2022, p. 45).
La deconstrucción de las narrativas educativas tradicionales nos muestra que es
fundamental:
Tener currículos flexibles que incluyan arte, literatura digital y pensamiento crítico, para
poder enfrentar las realidades globalizadas (Lyotard, 1987; Jones, 2022).
Adoptar enfoques interdisciplinarios que pongan en tela de juicio el consumismo y la
sobrecarga de información, promoviendo así la autonomía de los estudiantes (Han,
2022; García, 2021).
Un ejemplo práctico de ello es la realidad aumentada en las aulas fomenta la creación de
narrativas colaborativas, donde los estudiantes reinterpretan contenidos históricos desde
diversas perspectivas (Bialik et al., 2021, p. 78) que llevan a desafíos como la resistencia
institucional a dejar atrás modelos pedagógicos jerárquicos (Ávalos, 1994) y sobrecarga que
enfrentan los docentes al intentar integrar tecnologías emergentes (Perrenoud, 2004).
2.- Metodologías activas mediadas por la tecnología hacia un aprendizaje
significativo
En la educación actual, las estrategias pedagógicas más efectivas para facilitar
transiciones educativas fluidas se enfocan en métodos personalizados que integran diversas
metodologías activas (Hattie, 2017). El aprendizaje basado en proyectos, como indican Larmer
y Mergendoller (2015), junto con el aprendizaje colaborativo (Johnson & Johnson, 2018),
permiten que los estudiantes se involucren de manera activa en su proceso educativo,
conectando el aula con su vida cotidiana. Estas estrategias no solo promueven la autonomía y
la responsabilidad de los estudiantes, sino que también fomentan el desarrollo metacognitivo
necesario para enfrentar los retos académicos y sociales del siglo XXI (Zimmerman, 2002). La
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incorporación de plataformas digitales e inteligencia artificial, como menciona Selwyn (2019),
puede asegurar la inclusión educativa, especialmente para estudiantes en situaciones
migratorias o con necesidades de movilidad familiar. La formación continua de los docentes en
tecnologías emergentes es un pilar esencial para una enseñanza relevante (Ertmer &
Ottenbreit-Leftwich, 2013). Como sostiene Mishra (2019), la actualización constante en
tecnología no solo enriquece la práctica pedagógica de los profesores, sino que también les
permite guiar a los estudiantes en el desarrollo de competencias digitales clave. Las
comunidades de práctica docente, siguiendo a Wenger-Trayner (2015), se presentan como
espacios valiosos para el intercambio de conocimientos y la construcción colectiva de saberes,
fortaleciendo el sentido de pertenencia profesional.
El potencial de la inteligencia artificial en la educación, tal como lo analiza Luckin (2018),
abre la puerta a enfoques que ponen al estudiante en el centro, reconociendo sus intereses,
habilidades y contextos únicos. Esta personalización, junto con proyectos interdisciplinarios que
conectan la teoría con la práctica (Beane, 2016), impulsa tanto la autonomía como la
creatividad de los estudiantes. Según investigaciones de Voogt et al. (2018), este enfoque es
especialmente eficaz para cultivar habilidades de pensamiento crítico. La integración
estratégica de las TIC en la educación, como sugiere Kozma (2011), va más allá de
simplemente proporcionar acceso a información; se convierte en una herramienta para el
aprendizaje colaborativo y el desarrollo de competencias globales. Un currículo que sea
culturalmente sensible, siguiendo las ideas de Banks (2016), debe incluir perspectivas locales y
regionales, al mismo tiempo que promueve el diálogo intercultural. Esta metodología,
enriquecida con experiencias prácticas como pasantías y servicio comunitario (Bringle &
Hatcher, 1995), permite a los estudiantes adoptar una postura crítica frente a los discursos
dominantes y su entorno sociocultural.
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La revisión sistemática mostró que las plataformas de IA, como los sistemas
adaptativos, pueden reducir las brechas de aprendizaje en un 30% en áreas rurales (UNESCO,
2022), las redes sociales educativas, como EdModo, fomentan el trabajo colaborativo, aunque
necesitan la supervisión de un docente para evitar distracciones (Jones, 2022).
Una propuesta de éxito es el proyecto Aulas Híbridas en Colombia (MEN, 2023) demostró que
al combinar tecnologías de la información y la comunicación (TIC) con metodologías activas, se
logra mejorar la retención escolar en un 25%, dentro de las limitaciones se encontró que exise
un acceso desigual a en comunidades vulnerables (OCDE, 2021) y falta de formación docente
en competencias digitales (Zamudio, 2019).
3.- Impulso del bienestar emocional y académico en la era digital: adaptación y
resiliencia
Las concepciones culturales y socioeconómicas son fundamentales en las trayectorias
educativas de los estudiantes hoy en día, especialmente en un mundo posmoderno que valora
la diversidad y la inclusión (Lyotard, 1987). Las creencias y valores que los estudiantes traen de
sus hogares, moldeados por su entorno cultural, pueden influir en su motivación y expectativas
hacia la educación (García, 2021). Por ejemplo, en comunidades donde se destaca la
importancia del éxito académico como un camino para mejorar la calidad de vida, los
estudiantes tienden a comprometerse más con sus estudios (OCDE, 2021). Sin embargo, en
lugares donde las oportunidades educativas son escasas o menos valoradas, es común que
surja una desmotivación que se traduce en bajas tasas de asistencia y rendimiento académico
(Zamudio, 2019). Además, las condiciones socioeconómicas juegan un papel clave en el
acceso a recursos educativos, como tecnología, libros y espacios de estudio adecuados
(UNESCO, 2022). En esta era digital, la falta de acceso a dispositivos tecnológicos e Internet
puede generar una brecha significativa en el aprendizaje (Bialik et al., 2021). Los estudiantes
de contextos más favorecidos pueden explorar recursos en línea y participar en actividades
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extracurriculares que enriquecen su experiencia educativa. En contraste, aquellos que
provienen de entornos socioeconómicos desfavorecidos a menudo enfrentan barreras que
limitan su capacidad para aprovechar al máximo su educación (MEN, 2020). Esta desigualdad
no solo afecta el rendimiento académico, sino que también impacta las aspiraciones futuras de
los estudiantes, perpetuando ciclos de desigualdad en sus trayectorias educativas (Perrenoud,
2004). Por lo tanto, es crucial abordar estas inequidades para asegurar una educación más
justa y accesible para todos.
Promover trayectorias exitosas que fomenten el bienestar de los estudiantes en la
educación actual requiere un enfoque integral que tenga en cuenta tanto sus necesidades
académicas como emocionales (Han, 2022). En esta era posmoderna, donde la diversidad y la
individualidad son clave, es esencial implementar estrategias que personalicen el aprendizaje
(Jones, 2022). Esto significa conocer a cada estudiante, sus intereses y desafíos, y adaptar las
metodologías de enseñanza para que sean inclusivas y relevantes (Ávalos, 1994). La
incorporación de tecnologías interactivas, como plataformas de aprendizaje adaptativo y
aplicaciones educativas, puede crear un entorno donde los estudiantes se sientan motivados y
apoyados en su proceso de aprendizaje (Bialik et al., 2021). Además, es fundamental crear
espacios seguros y acogedores en las aulas, donde los jóvenes se sientan valorados y
escuchados, lo que contribuye a su bienestar emocional (Fuentes, s.f.). Por otro lado, es vital
fomentar habilidades socioemocionales que ayuden a los estudiantes a manejar el estrés y las
presiones académicas (Serres, 2013). Programas de educación emocional que enseñen
técnicas de regulación emocional, resiliencia y trabajo en equipo pueden ser muy beneficiosos
(Han, 2022). También es importante establecer una comunicación abierta entre docentes,
estudiantes y familias para crear una red de apoyo sólida (Perrenoud, 2004). Promover el
bienestar no solo se traduce en un mejor rendimiento académico, sino que también ayuda a
formar ciudadanos más equilibrados y felices (García, 2021). En este sentido, la colaboración
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entre la comunidad educativa y el uso de tecnologías adecuadas pueden ser herramientas
poderosas para cultivar trayectorias exitosas que prioricen tanto el éxito académico como el
bienestar emocional de los estudiantes (Jones, 2022).
La conexión entre la creatividad y la autonomía profesional de los profesores es un
tema fundamental en la educación actual (Ávalos, 1994). Según Ávalos (1994), la creatividad
no solo es esencial para el crecimiento profesional de los docentes, sino que también tiene un
impacto directo en la calidad de la enseñanza. En este sentido, García (2021) amplía la
conversación al resaltar la relevancia del diálogo crítico en las prácticas educativas, sugiriendo
nuevas perspectivas para el siglo XXI que promuevan un ambiente donde los educadores
puedan ejercer su autonomía y creatividad al máximo. Esta fusión de enfoques indica que, al
empoderar a los docentes, se pueden crear experiencias de aprendizaje más ricas y
significativas para los estudiantes (Fuentes, s.f.).
Figura 1
Ciclo de transformación educativa
Los resultados son claros: - Salud mental: Programas de mindfulness a través de
aplicaciones (como Headspace for Education) ayudan a reducir la ansiedad en los estudiantes
(Han, 2022). - Resiliencia: Iniciativas de aprendizaje-servicio que utilizan TIC (por ejemplo,
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podcasts comunitarios) refuerzan la autoeficacia (Fuentes, s.f.). Recomendación clave: Las
instituciones deberían implementar protocolos de desconexión digital para equilibrar el
bienestar y el uso de la tecnología (Serres, 2013, p. 56). Brechas identificadas: - Falta de
inclusión de enfoques socioemocionales en las políticas educativas (PNDE, 2016).
Estigmatización de los problemas de salud mental en las escuelas (MEN, 2020).
Discusión integradora a partir de la triangulación, que confirma que: - La postmodernidad
demanda descentralizar el conocimiento, validando diversas voces (Lyotard, 1987). - La
tecnología debe ser vista como un medio, no como un fin, para alcanzar la equidad (Bialik et
al., 2021). - El bienestar emocional es fundamental para la resiliencia digital (Han, 2022). La
globalización ha transformado profundamente nuestras vidas, afectando todos los aspectos de
la existencia humana, incluida la educación. En un mundo donde los cambios ocurren a una
velocidad asombrosa, las instituciones educativas enfrentan desafíos y oportunidades sin
precedentes que requieren una revisión urgente de sus enfoques tradicionales. En este
contexto, las nuevas tecnologías de la comunicación y la inteligencia artificial se presentan
como motores de una transformación educativa que redefine no solo el acceso a la
información, sino también las formas en que se enseña y se aprende. Las trayectorias
educativas en la era digital exigen que tanto educadores como estudiantes desarrollen
habilidades de adaptación y resiliencia. La educación contemporánea debe aprovechar estas
herramientas para personalizar el aprendizaje, mejorar la accesibilidad y fomentar una
colaboración más intensa entre estudiantes de diferentes partes del mundo. Este entorno
transformador invita a los educadores a repensar sus metodologías, integrando nuevas
estrategias que respondan a las necesidades actuales.
En este contexto, el docente se transforma en un actor fundamental que necesita
evaluar y ajustar su enfoque pedagógico. Al aprovechar la inteligencia artificial y las TIC como
herramientas valiosas, puede desarrollar entornos de aprendizaje dinámicos e innovadores que
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van más allá de las prácticas convencionales. Este enfoque se centra en ofrecer una educación
de calidad que promueva tanto la adaptabilidad como la innovación, dos aspectos clave para
preparar a las personas a enfrentar los desafíos del siglo XXI con seguridad.
DISCUSIÓN
Garantizar la continuidad de los estudiantes en el sistema educativo, desde la primera
infancia hasta la educación superior, se ve fortalecida por la conceptualización de
competencias clave que deben poseer los educadores, tal como lo destacan Perrenoud (2004)
y Serres (2013), quienes enfatizan la importancia de guiar a los estudiantes en un aprendizaje
ético y adaptado a las dinámicas tecnológicas emergentes. Además, según Dilthey (2000) y
Gadamer (1992), es esencial que la educación no solo se ajuste a los cambios sociales y
culturales, sino que también promueva una comprensión profunda del entorno y las
experiencias humanas. La evolución de las políticas educativas del Ministerio de Educación
Nacional (MEN) y la Secretaría de Educación resalta la necesidad de actualizar los planes de
estudio para incorporar tendencias pedagógicas contemporáneas, incluyendo el uso de
tecnologías emergentes y el aprendizaje personalizado. Desde una perspectiva ética, Foucault
(1983) señala que la educación está sujeta a dinámicas de poder que deben ser consideradas
al abordar el acceso a información y metodologías educativas. Por último, se fomentan
modelos pedagógicos como el Aprendizaje basado en proyectos (ABP), el aprendizaje
cooperativo y la educación personalizada, los cuales están diseñados para promover una
participación activa, reflexiva y colaborativa de los estudiantes en su proceso formativo
Según Ávalos (1994), la relación entre creatividad y autonomía profesional del profesor
es un tema relevante en la investigación pedagógica. En su análisis, el autor destaca que
fomentar la creatividad en el ámbito educativo no solo contribuye al desarrollo profesional del
docente, sino que también potencia la calidad del proceso de enseñanza-aprendizaje. Al
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considerar las implicancias de esta relación, se subraya la necesidad de crear espacios que
permitan a los educadores ejercer su autonomía, lo cual resulta fundamental para innovar y
adaptar las prácticas educativas a las necesidades de sus estudiantes. Este enfoque se
presenta como un desafío para las instituciones educativas, que deben promover entornos que
favorezcan tanto la creatividad como la autonomía del profesorado (Ávalos, 1994).
En su trabajo sobre La inteligencia y Reuven Feuerstein: Una propuesta teórica y
práctica al servicio del ser humano, Fuentes (s.f.) explora cómo las teorías de Feuerstein
pueden ser aplicadas para reconstruir metanarrativas educativas que promuevan un
aprendizaje significativo y transformador. La autora argumenta que la inteligencia no es un
atributo fijo, sino que puede desarrollarse a través de experiencias educativas adecuadas, lo
que resalta la importancia de un enfoque inclusivo y adaptativo en las prácticas pedagógicas. Al
integrar estas ideas en el contexto educativo actual, se busca fomentar una cultura de
resiliencia y equidad, donde cada estudiante tenga la oportunidad de alcanzar su máximo
potencial (Fuentes, s.f.).
Figura 2
Mejorando la continuidad educativa a través de competencias docentes
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CONCLUSIONES
El desarrollo del pensamiento crítico emerge como fundamento indispensable en la
formación de las nuevas generaciones, particularmente en un contexto sociodigital
caracterizado por la inmediatez informativa, el consumismo acelerado y complejos desafíos
socioemocionales (Burbules & Berk, 1999). Ante esta realidad, los educadores deben
trascender su rol tradicional como meros transmisores de conocimiento para convertirse en
curadores críticos de información y facilitadores de habilidades analíticas (Giroux, 2020),
capacitando a los estudiantes para navegar en un mundo hiperconectado y en permanente
transformación (Castells, 2018).
La pedagogía contemporánea, desde una perspectiva epistemológica renovada, debe
construir un pensamiento crítico que responda a las paradojas de nuestra era (Apple, 2019).
Este enfoque requiere superar las meta-narrativas educativas tradicionales mediante prácticas
inclusivas y pluralistas que reconozcan la diversidad de saberes (Santos, 2018), especialmente
en contextos de desigualdad digital. Como señala Freire (2018), la educación crítica debe ser
un acto político de deconstrucción de los discursos hegemónicos que perpetúan las
inequidades.
La transición hacia modelos educativos flexibles y dinámicos resulta imperativa para
desarrollar las competencias necesarias en el siglo XXI (Janks, 2019). La integración
estratégica de tecnologías emergentes - desde inteligencia artificial hasta realidad extendida -
debe servir no como fin en sí misma, sino como medio para fomentar análisis crítico de la
información y solución colaborativa de problemas (Selwyn, 2019). Esto implica crear
ecosistemas de aprendizaje que valoren tanto la innovación tecnológica como la conciencia
social (Redecker, 2017), preparando a los estudiantes para desafíos académicos, laborales y
ciudadanos complejos.
Los docentes, como agentes de cambio, deben reinventar sus prácticas mediante:
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Enfoques decoloniales del conocimiento que cuestionen sesgos tecnológicos (Mignolo,
2018)
Pedagogías disruptivas que combatan la obsolescencia educativa (Area & Adell, 2021)
Evaluación crítica del impacto social de las herramientas digitales (Williamson, 2021)
Este paradigma exige instituciones educativas que abandonen modelos estandarizados
para abrazar la complejidad (Morin, 2020), formando ciudadanos digitales capaces de intervenir
críticamente en la construcción de sociedades más equitativas y resilientes.
Declaración de conflicto de interés
Nay ningún conflicto de intereses, ya sea financiero, académico o personal, que pueda
afectar los resultados, interpretaciones o conclusiones que se presentan en este artículo. Este
estudio se llevó a cabo con total independencia y objetividad, sin recibir financiamiento o apoyo
de entidades que pudieran comprometer la integridad académica. Los hallazgos y opiniones
que se expresan aquí son solo el resultado de un análisis crítico de la evidencia recopilada y no
reflejan intereses externos.
Declaración de contribución a la autoría
Lay Aracely Rodriguez Hernandez: conceptualización, investigación, metodología, redacción
del manuscrito.
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